futuro de las plagas en tenerife

Actualmente las empresas de Sanidad Ambiental, en su ámbito de la gestión de plagas, se encuentran con un nuevo reto para poder llevar a cabo su trabajo. Las condiciones en las que trabajan este tipo de empresas han cambiado; la excesiva urbanización, los efectos del cambio climático, el aumento de la presión legislativa sobre los biocidas, y la aparición de resistencias a algunos de ellos, dificultan el trabajo de las empresas de Sanidad Ambiental.

Aunque las plagas siempre han estado asociadas a las actividades humanas, la reciente aceleración de la urbanización y el aumento del transporte de mercancías en Europa les ha proporcionado más oportunidad de proliferar localmente y extenderse geográficamente.

Además, en la última década, el cambio climático ha facilitado la propagación de especies de plagas e introducido especies exóticas en nuestra zona, poniendo en riesgo a los ciudadanos europeos y aumentando la presión sobre la salud pública, ya que las plagas son responsables, entre otras cosas, de las enfermedades zoonóticas, en su mayoría de transmisión vectorial.

En respuesta a la emergencia climática, la Unión Europea ha optado decididamente por un claro cambio de paradigma con una nueva estrategia de crecimiento sostenible, etiquetada como el «European Green Deal», que pretende reorientar toda la política de la UE hacia la consecución de cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. En la práctica, esta política, implica también reducir la extracción, la conversión y el consumo de recursos (por las emisiones que esto ahorra) y sustituir determinados productos por alternativas más sostenibles (sobre todo reutilizables). También supone un impulso para crear la llamada «Toxic Free Europe», sobre todo mediante un mayor control de la liberación de sustancias químicas en el medio ambiente, lo que afecta directamente a los biocidas.

Sin embargo, se corre el riesgo, y de hecho la experiencia así lo demuestra, de que los responsables políticos actúen sobre bases subjetivas (incluso emotivas), sin acceso a una comprensión completa y correcta de la ciencia objetiva pertinente y de las repercusiones prácticas para la sociedad y la salud pública, que tiene la restricción del uso de biocidas a los profesionales.

A todo esto, hay que sumarle que las plagas de ciertas especies, como es el caso de cucarachas en Canarias, presentan resistencias a cierto tipo de biocidas, lo que dificulta su tratamiento y por tanto su control.

En este contexto, surgen nuevos retos para el sector profesional de la Sanidad Ambiental en general y la Gestión de Plagas en particular. Por un lado, el aumento del número de infestaciones y plagas más difíciles de combatir y, por otro, la posibilidad de que se restrinjan determinadas sustancias activas/químicas presentes en los productos utilizados por las empresas, necesarios para que estos profesionales puedan proporcionar soluciones eficaces y un mayor control de determinadas estrategias de Gestión de Plagas.

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